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número trece

escribe en su diario:

apagaste en el arroz el cigarro
volteaste al rededor
no había nadie.
nadie se daría cuenta de que ese arroz había estado cocido desde hacía tres días,
que lo habías cocinado para dos y solo uno de los dos comió,
sólo uno, otra vez.
al regresar de esos días de estar puesta, adornando el funcional aparador familiar
llegas a ver tu cocina y lo encuentras, lleno de hongos miniatura construyendo su colorida micro ciudad en tu tazón especial para arroz que m te regaló en tu cumpleaños,
nadie estaba para ver como tus ganas se quedaron encerradas cociéndose a vapor de ventana, ana,
encerradas incubando vida, ida,
vida asquerosamente fértil dentro de una arrocera,
qué más podría pedir una mujer/ como tú?