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número nueve
cuando niño todos le auguraban un futuro brillante: carismático, inteligente, guapo el muchacho;
luego todos se dieron cuenta... pero nadie dijo nada.
pasaron los años, y él, nublándose en escandaloso silencio intrapulmonar.
llenó de gritos la atmósfera
hasta que se convenció de que la voz se le había ido junto con todo.
quejarse era la forma más auténtica de expresión, podía casi llegar a ser honesta.
luego se iluminaron largas las noches.
después todo se fue acabando.
no se daba cuenta de que absorberla significaba dejarla vacía.
por fin, nunca tuvo el valor de irse.
se fue de todos modos.
un día se apagó.
no lo vió más.
decidió que estaba sola.
que no tenía más caso quedarse.
igual, se murió de tristeza un poco, un tiempo.
l
uego se pasó la vida pensando que él nunca le sucedió.

se renueva todo.

-lo que está pasando justo ahora, puede luego nunca haber pasado... entiendes?

-debes fijar tus ideas en recuerdos, pueden ser señales de lo que eres en realidad. tú no eres esto que crees ser ahora. tú eres una mujer con potencialidades inimaginables en la espera de ser explotadas.

-tú amas la vida. ¿recuerdas los árboles, las mariposas?

-tú eres la única que puedes hacerte volver.

-¡recuerda! ¡recuerda! ¡recuerda!


purificación entre gotas: sudor, semen; gotas y gotas de memoria.
se confunden con lo nuevo que va escribiéndose clandestinamente en el vidrio empañado de recuerdos.
vuelven hacia tí.
¿recuerdas?